viernes, 19 de agosto de 2011

Confesión #4


 La tarde se me escapa de las manos, de la misma forma que se me había escapado la primera tarde contigo, hace dos años y medio atrás. Me dices adiós con la mano, como al resto, nada de especial, que sirve para llenarme, sin embargo. Yo te sonrío, sin rencor alguno, me ha bastado con sentirte cerquísima de mí en ese ataque de cosquillas de hace media hora, del que intentaba escapar pero del que tú no me dejabas, agarrándome las muñecas para que me quedase quieta; puede que suene estúpido, pero esos pequeños gestos son los que de verdad me llenan, me hacen ver todo más bonito.
  Miranda me mira con los labios fruncidos mientras vemos como te vas, nosotras caminamos justo en la dirección contraria para después cruzar la calle.
-          No puedo creer que aún sigas con lo mismo – murmura medio cabreada. Una de las cosas que más odia es que te quiera.

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